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Départ du tour de Fance 2010

David Tonnelé, un bombero de Burdeos de 38 años, con un corazón enorme, ha empezado su aventura: dar la vuelta a Francia en 30 días en bicicleta. Todo su equipaje lo lleva con él: la comida, la tienda de campaña en la que dormirá cuándo y dónde pueda… algunos utensilios para sobrevivir… y ya está.
Su objetivo es admirable: dar a conocer la asociación del síndrome de Costello por donde pasa, atraer a la prensa, animar a las familias que tienen un hijo con ese síndrome y sacarlas de su aislamiento y pena, reunir fondos para la asociación y seguir la investigación, dar una gran lección a los niños (y a los mayores) y demostrar que los minusválidos merecen nuestro respeto, tolerancia, ayuda, cariño y comprensión.
El viernes se celebró la salida de David en Bayona, en el colegio de Diego, el centro de Hérauritz de Ustaritz. Nos reunimos varios amigos y familiares, sus compañeros, maestros y educadores. Todos para animar a David, para aplaudir este acto de generosidad y de valentía. Su fuerza y capacidad para superar los obstáculos nos darán también ánimo a nosotros para seguir adelante con nuestra vida cotidiana.
También vinieron dos clases del colegio del pueblo, unos niños hambrientos de curiosidad que hicieron mil preguntas a David. ¿cómo comerás? ¿te lavas? ¿dónde duermes? ¿te afeitas? ¿Y las piernas? ¿por qué lo haces? ¿tienes hijos? ¿adelgazarás? ¿Y si te pones enfermo? ¿has tenido ya problemas? ¿no coges para nada el coche? ¿cuántos kilómetros haces?…y la mejor de todas que llegó tremenda con un rayo de escalofríos a pesar de la temperatura estival: ¿Y tú puedes hacer que desaparezca la enfermedad? Hubo un silencio general y apretamos todos la garganta con fuerza. Yo retuve una lágrima que no llegó a caer porque no era una lágrima de pena ni de rabia… era una lágrima de emoción, que controlé gracias a una sonrisa, gesto que ofrecí, pues de alguna manera yo era algo protagonista de la aventura, puesto que yo fui la que le «di» sin querer esa enfermedad a mi hijo. Los niños tocan siempre los puntos sensibles que los mayores no se atreven a tratar… por eso me gusta hablarles y educarles, porque son realmente sinceros.

Hubo momentos de intensa emoción: Diego le regaló a David una camiseta y una bandera de su equipo de rugby preferido. Diego era feliz, rodeado de tantas personas, envuelto en un abrazo infinito de amor. David le dio a Diego un balón firmado por todos los jugadores del equipo de rugby de Biarritz. Su hermano Mateo tocó una pieza de Chopin al piano, mientras nuestras miradas se concentraban en la bici de David, único testigo de toda su hazaña.
En un momento, las palabras se quedaron cortas, las voces de los niños cantando para celebrar la salida de David sonaron con entusiasmo en todo el pueblo.
Los jóvenes minusválidos del centro, instalados en sus sillas de ruedas, se confundían con los niños sanos que correteaban por el césped. No hubo gestos de extrañeza, de incomprensión, de rechazo. Al contrario, David les explicó que dentro de unos años «necesitará» su ayuda para sustituirle y contar con otros bomberos o davides como él para seguir apoyando a la asociación.
Te queremos Diego, te queremos David. Gracias por ofrecer a la minusvalía una mirada diferente. Gracias por darnos la mano y ayudarnos a levantarnos. No te olvidaremos nunca